Los productos farmacéuticos o medicamentos son cualquier sustancia, natural o sintética, o mezcla de ellas, que se destine al ser humano con fines de curación, atenuación, tratamiento, prevención o diagnóstico de las enfermedades o sus síntomas, para modificar sistemas fisiológicos o el estado mental en beneficio de la persona a quien le son administrados.
Cuando un producto farmacéutico cuenta con el registro sanitario garantiza el cumplimiento de los requisitos previstos para la fabricación del producto. Es decir que el medicamento deberá obedecer a las normas técnicas y a las especificaciones definidas por el fabricante para su uso, produciendo los efectos deseados.
Los medicamentos deben ser fabricados y controlados según buenas prácticas de manufactura o BPM (o GMP, por sus siglas en inglés) que son un conjunto de normas que conducen al mejor resultado posible en la calidad de un medicamento para un efecto terapéutico deseado.
Un medicamento debe ser capaz de actuar sobre la situación o problema de salud para el cual fue prescrito y presentar niveles aceptables de toxicidad, es decir que los beneficios de su uso sean mayores que sus riesgos.
Esa capacidad es determinada por las propiedades que inflluyen en los resultados, como su identidad, pureza, contenido o potencia, las propiedades químicas, físicas y biológicas o de su proceso de fabricación.
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala es la autoridad que regula en este país la importación, producción, distribución, venta, publicidad o propaganda, uso de medicamentos y la asistencia farmacéutica, aspectos fundamentales en la vigilancia sanitaria de medicamentos con el objetivo de proteger al usuario contra los peligros y fraudes en la comercialización de los mismos. A través del registro sanitario se asegura la calidad, seguridad y eficacia de los productos farmacéuticos.
Cuando un producto no cuenta con registro sanitario, no puede garantizar ni su calidad ni su eficacia, mucho menos su seguridad, lo que puede provocar desde intoxicación en el paciente hasta la muerte. De ahí la importancia de que el consumidor verifique que los productos farmacéuticos que consuma cuenten con un registro sanitario vigente.